DETALLITO LINGÜÍSTICO

¿Presidente o presidenta? Aprendamos castellano, de una vez por todas.

En primer lugar, advierto que no estoy en contra del género femenino, sino del mal uso del lenguaje. Por favor, déjense ya de tonterías.

¿Lo suyo es incultura, desconocimiento, exhibicionismo o simple ocurrencia?

¿Presidente o presidenta? En español existen los participios activos como derivados verbales. Por ejemplos, el participio activo del verbo atacar, es atacante; de sufrir, sufriente, de cantar, cantante; de existir, existente.

¿Cuál es el participio activo del verbo ser? "Ente". El que es, es el ente. Tiene entidad. Por ese motivo, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega al final 'ente'.

Por lo tanto, la persona que preside, se le dice presidente, no presidenta, independientemente del género (femenino o masculino) que tenga.

Incluso se aplica esta regla cuando se expresan referencias a sujetos, objetos y/o calificativos con género femenino. Muestra de ello es la capilla ardiente, no ardienta; decimos estudiante, no estudianta; hablamos de adolescentes, no adolescentas; precisamos al paciente, no a la pacienta; se es un comerciante, no una comercianta.

Recién, la Sra. Cristina Fernández de Kirchner, quien preside la Nación Argentina, hizo un mal uso del lenguaje por motivos ideológicos. En Venezuela, con el decadente socialismo de Hugo Chávez, también motivo a la bestia de presidente que tenemos a hacer uso de estas barbaridades. Caso contrario en Chile, donde la Sra. Michelle Bachelet, Presidente, lo aplica bien.

Un mal ejemplo es: La pacienta era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y también ataranta. Una vez muerta, fue velada en la capilla ardienta existenta en la comarca. ¡Qué mal suena ahora Presidenta! ¿No es así? Es siempre bueno aprender de qué y cómo estamos hablando.

Pero ésta imprecisión lingüística se suma a otras estrategias de los políticos, quienes han sido arrastrados por la populachera pretensión Foxista de hacer alarde de un espíritu incluyente.

Hablamos de mencionar en los discursos y tratados tanto a los entes masculinos como a los femeninos, situación que provoca el desgaste de las palabras y el desperdicio de recursos (inclusive al tiempo, al dinero y al esfuerzo).

Alojamos en nuestro imaginario popular la idea de que “el perro es el mejor amigo del hombre”. Entonces con esta receta ahora tendemos que decir: El perro y la perra, son los y las mejores amigos y amigas, del hombre y de la mujer. ¿Estas dispuesto?

En conclusión, esta lección y este adiestramiento tienen la intensión y el propósito de que todas las defensoras y todos los partidarios de las garantías individuales y de los derechos humanos, de una vez, reciban una instrucción y un aprendizaje, para que aprendan a utilizar la lingüística y el modelo retórico. Esperamos que así dejen de marearnos a las mujeres y a los hombres con palabras sinsentido y discursos imprecisos.

Atentamente,
W. Molina, Licenciado en Castellano y Literatura (no en castellana y literaturo)

DIARIO DE UNA MUJER A DIETA

Querido Diario: Hoy comencé la dieta. Quiero perder 8 kg. Una nutrióloga que me recomendó una amiga, me aconsejó escribir un diario, en el cual debo escribir mis hábitos de alimentación y hablar de mi estado de ánimo.

Me siento de vuelta en la adolescencia, pero estoy muy entusiasmada con todo. Por más que la dieta sea dolorosa, cuando consiga entrar en ese vestidito negro maravilloso, va a estar todo perfecto...

Primer día de dieta.
De acuerdo al régimen que me preparó la nutrióloga, comí un pedazo de queso blanco y una taza de cereal.

Mi humor está maravilloso. Me siento más liviana. Sólo un leve dolor de cabeza tal vez.

Segundo día de dieta.
Este día de verdad me esforcé y disfruté mucho comer una ensaladita verde, acompañada por alguna rebanada de pan tostado y un vaso de yogurt.

Aún me siento maravillosa. La cabeza me duele un poquito más fuerte, pero no es nada que una aspirina no pueda solucionar.

Tercer día de dieta.
Me desperté en el medio de la madrugada con un ruido extraño... Creí que era un ladrón, pero después de un tiempo me di cuenta que era mi propio estómago haciendo un ruido que daba miedo... Tomé un litro de agua... No pude dormir porque me la pase meando el resto de la noche.

Anotación: Nunca más tomaré tanta agua en la noche.

Cuarto día de dieta.
Estoy comenzando a odiar la ensalada. ¡Me siento una vaca mascando rastrojo! Estoy medio irritada. Pero creo que se debe al exceso de trabajo... Mi cabeza parece un tambor... Mi compañera de trabajo comió una torta hawaiana con doble queso hoy en el almuerzo. Pero yo resistí.

Anotación: Odio a mi compañera de trabajo.

Quinto día de dieta.
¡Juro por Dios que si yo veo un pedazo más de queso blanco vomito! Mi almuerzo fue una méndiga ensalada, parecía reírse en mi cara... Necesito calmarme y volverme a concentrar. Compré como apoyo el libro "Las dietas engordan, comer adelgaza" y una revista que traía en la portada a Ana Kournikova. No puedo perder mi meta, sé que lo lograré si me dedico un poco más.

Sexto día de dieta.
¡Estoy muerta! No dormí nada a la noche, y lo poco que dormí, me la pasé soñando con un flan de vainilla cubierto con cajeta. Creo que mataría por una rebanada de pastel.

Séptimo día de dieta.
Fui al médico. Adelgacé 250 gramos. ¡Estoy jodida! Toda la semana comiendo pasto. No más me faltó mugir y aún así sólo perdí 250 gramos. La nutrióloga tarada me dijo que "es normal bajar tan poco porque las mujeres tardamos más en adelgazar, y que también se debe tener en cuenta la edad". ¡En pocas palabras me llamó gorda y vieja!

Anotación: Buscar otro especialista.

Octavo día de dieta.
Fui despertada por un pollo asado. ¡Lo juro! Él estaba en la orilla de la cama, danzando can-can.

Anotación: No entiendo por qué, pero siento que mis compañeros de trabajo me miran raro.

Noveno día de dieta.
Hoy no fui a trabajar. El pollo asado me volvió a despertar, pero ahora bailando la pegajosa canción que dice: "pollo, pollo... el pollo que más aplauda, el pollo que más aplauda lo mando, lo mando, lo mando a la mesa..." Pasé el día en el sillón viendo televisión y saboreando lechuga. Creo que existe un complot en mi contra. En todos los canales pasaban recetas de cocina, enseñaban a hacer pastel de tres leches, lasagna y pechugas cordon blue...

Anotación: Comprar otro control remoto, en un arranque de furia, lo tiré por la ventana.

Décimo día de dieta.
¡Odio a Ana Kournikova! y a todas las ñangas espiritufláuticas que andan por las calles, que cuando caminan parecen esqueletos ambulantes.

Décimo primer dia de dieta.
¡No pude contener todo el coraje que me había guardado todos estos días y pateé a mi perro. Grité y eché al aire todo mi repertorio de majaderías porque no encontraba esa blusa negra que me hace ver más delgada. No entiendo por qué, cuando paso por la oficina, mis compañeros de trabajo se pegan a la pared.

Décimo segundo día de dieta.
Sopa de chayote.

Anotación: Creo que nos estamos volviendo viciosos del Poker el pollo asado y yo. Pero la verdad ya me di cuenta de que él me roba.

Décimo tercero día de dieta.
La balanza no se mueve. ¡La méndiga no se mueve! ¡No perdí ni un gramo! Comencé a reírme a carcajadas y jalarme el cabello. Asustada, la nutrióloga, me sugirió visitar a un psicólogo (creo que llegó a decir psiquiatra, pero todo parece nublado y borroso, no recuerdo muchas cosas de lo que pasó en su consultorio). Quizás se asustó un poco con unas tijeras de papel que tenía en su escritorio, cuando la amenacé que no volviera a escribir ensalada en mi dieta.

Anotación: No vuelvo más con esa doctora incomprensiva y carera, el pollo piensa que es un charlatán y yo le creo.

Décimo cuarto día de dieta.
El pollo me presentó unos amigos. El lomo ahumado es muy tierno y el pastel es un dulce.

Décimo quinto día de dieta.
¡Maté a Ana Kournikova! La corté en pedacitos al igual que a todas las momias de mis revistas... JAJAJAJAJAJA

Anotación: El pollo y sus amigos están enojados conmigo. Me comí un pedazo del Sr. Panqué, pero quiero aclarar que fue en legítima defensa, él me amenazó con un pedazo de tocino.

Décimo sexto día.
Ya dejé la dieta. Enojadísima con el pollo, me lo comí junto con el pan, y arremetí con todos sus secuaces, aunque sigo creyendo que el pastel era muy dulce (aaah)... pero todos ellos sabían demasiado. JAJAJA

Décimo séptimo día.
¡Desapareció el dolor de cabeza y me siento feliz!

Hoy vino mi comadre y para acompañar la ocasión, fuimos por un pozole. Ya no haré más dietas, al fin que tengo otras cualidades como persona.

MENSAJE DE LA CRUZ ROJA INTERNACIONAL

Los trabajadores de las ambulancias y urgencias médicas se han dado cuenta de que los heridos en accidentes de carretera o los enfermos que llegan inconscientes a los servicios de urgencias llevan consigo un teléfono móvil.

Sin embargo, estos profesionales de la medicina, a la hora de llamar a los allegados del enfermo o accidentado, no saben a qué número llamar de la larga lista de contactos que suele haber en un teléfono móvil.

Por ello, la Cruz Roja Internacional convoca a todos los usuarios para que añadan a su agenda del teléfono móvil el número de la persona a contactar en caso de emergencia, bajo el epígrafe de AAA Emergencia.

Las letras AAA son para que el epígrafe aparezca siempre como primer contacto en la lista. Es sencillo, no cuesta nada y puede ayudar mucho.

ESPÍRITU CULERO

Con todo respeto para el lector. Este relato llegó a mi correo, y la verdad fue demasiado tentador quedármelo para mi solito, por eso quiero compartirlo con todos aquellos que ocasionalmente les han hecho pasar un mal día y necesitan desquitarse del que se las hizo.
Estaba sentado en mi escritorio cuando efectué una llamada telefónica y me contestó un tipo de mal genio: "¡QUE QUIERE!", le dije: "Bueeenas, ¿podría hablar con Luís González?". Contestó: "¡No! Aquí no vive ese güey". Y me colgó el teléfono de la manera más grosera.

Resulta ser que había marcado un número incorrecto, por lo que procedí a llamar al teléfono indicado. Después de colgar, observe el número de teléfono errado en mi escritorio; decidí llamar a ese número y contestó la misma persona que me colgó. Le dije: "Eres un CULEEEROOO" y colgué.

Inmediatamente anoté ese número en mi agenda y le puse al lado la palabra "CULERO"... Cada semana, cuando tenía alguna bronca llamaba al tipo y cuando contestaba le decía: "Eres un CULEEEROOO". Esto me hacia sentir mucho mejor.

Pero al tiempo me enteré del servicio de identificación de llamadas, por lo cual me limité a dejar de llamar por unos días al CULERO. Pues se me ocurrió lo siguiente: marqué su número telefónico y en lo que me contestó diciendo "¿Buenooouuu?", le respondí "Buenas tardes, le llamo del Dpto. de Ventas de Telmex para saber sí conoce el servicio de identificación de llamadas". El tipo contestó "'No", y le dije "Eso es porque Ud. es un pinche CULEEEROOO". Colgué.

Un día estaba en Galerías esperando a que saliera una señora de su estacionamiento, para yo estacionar mi camioneta en el espacio que ella desocuparía, y ¿qué crees? Resulta que cuando la señora salió, vino un tipo manejando un Renault azul y se metió a la brava, le pité, pero nada, el tipo simplemente se bajó del carro y se fue para el centro comercial ignorándome por completo.

Ante su actitud pensé: "Ese es un culero" y fue cuando noté que en su carro había un letrero que decía: "SE VENDE. LLAMAR AL TELÉFONO..."

Después llamé al tipo del Renault y ésta fue la conversación que tuvimos:
- ¿Hablo con el señor del Renault azul que esta a la venta?
- Sí, habla con él.
- ¿Podría decirme dónde lo puedo ver personalmente?
- Sí, vivo en Calle Puebla No. 216, es una casa amarilla y el carro está al frente de la casa. Mi nombre es Eduardo y me puedes encontrar en la casa después de las 6 PM.
- Gracias. Le dije. ¿Te puedo decir algo Eduardo?
- Sí, ¿cómo no?
- Eduardo... ERES UN CULEEEROOO. Y le colgué.

Bueno, a partir de ese día ya tenía a dos CULEROS a quien llamar. Después de un tiempo llamando al par de CULEROS, la cosa se puso aburrida, por lo cual
decidí hacerla más divertida y se me ocurrió lo siguiente:

Llame al CULERO No. 1. Y el tipo grosero me contestó: ¿Qué quieres?
Y entonces le dije: ¿Eres el CULERO?... pero no colgué.
El tipo me dijo: ¿Estás ahí?... A ver si dejas de llamarme, hijo de tu puta madre.
Yo le dije: Pues no me da la chingada gana, ¿cómo la ves?.
El tipo me preguntó con tono suave: ¿Cómo te llamas?
Eduardo, le dije.
¿Dónde vives?, volvió a preguntarme.
A poco si vienes? le contesté... Calle Puebla No. 216, en una casa amarilla donde está un Renault azul al frente.
¡En menos de una hora estoy allá para partirte tu madre, hijo de la chingada!
Yo le dije ¡Uuuy sí... me estoy cagando del susto! ¡CULERO! ¡CULEEEROOO!... y le colgué.

Después de eso llamé al CULERO No. 2, y cuando contestó le dije: ¡Qué pedo, CULERO!
¡PUTO... si te llego a encontrar, te voy a romper la cara y las piernas!, me dijo.
¿Así está la cosa?, le dije... pues hoy es tu oportunidad porque en menos de una hora estoy en tu casa para romperte la madre. CU-LE-RO. A ver, ¿qué me vas a hacer?

Enseguida llamé a la Policia y les dije que iba para Calle Puebla No. 216 a matar a mi novio puñal, porque lo encontré con otro hombre. Después llame al diario más prestigiado “TRIBUNA LIBRE” para reportar que la Policia había encontrado a dos maricones muertos, y les di la dirección.

Enseguida me fui al OXXO más cercano, compré una Coca de a litro, una bolsita de palomitas de micro y unos Malboro rojos, ya sabes... y hecho la madre me fui para ahi a ver el espectáculo.

Unas 6 patrullas rodeando la casa, dos pendejos dándose de madrazos en plena calle, la policía tratando de separarlos, un consejero haciéndolos recapacitar y las cámaras reportando una disputa pasional entre dos gays subversivos.

¿Qué les parece? Eso sí es ser un CULERO.