PIECES OF APRIL (MOMENTOS DE PERDÓN)

Para muchos no-americanos el Thanksgiving Day representa el comienzo oficial de la temporada navideña de compras emergentes, de envoltura de regalos y de programación de fiestas… sin embargo para muchos de ellos sí tiene una trascendencia que evoca al verdadero sentimiento de unidad. (Ha! Do they really know what does it mean?)

En 2003, Peter Hedges se dedicó a explorar este tema, y con la intensión de hacerlo pasar como un acontecimiento familiar e íntimo, nos muestra esta producción con una factura que pudiera pasar por una de bajo presupuesto, casera y con cámara en mano.

En el rol principal encontramos a la cándida y dulce Katie Holmes, a quien podemos recordar más por su participación en Dawson’s Creek, donde interpretó a Joey Potter. Aquí la vemos una vez más como una chica linda, sólo que ahora disfrazada con ropa “alternativa” y dedicada a los preparativos de esta celebración, ya que se le ocurrió invitar a su familia, la cual tendrá que manejar desde Pennsylvania para encontrarse en uno de los barrios más pobres de la capital neoyorkina.

Y digo que ella se ve linda y disfrazada porque quizás hubiera sido una mejor decisión el que una actriz más ruda hiciera este papel, alguien como la tosca Hilary Swank (Boys don’t cry) o la diabólica de Fairuza Balk (The craft).

Se necesitaba una actriz más dura, porque la historia nos hace suponer que es una hija rebelde y renegona. La familia misma la considera como la oveja negra, ellos mismos en su trayecto geográfico deberán hacer una retrospectiva de muchos de los momentos en los que April estuvo casi al borde de la maldad, así tendrán que encontrar un motivo por el que esta celebración sea un verdadero encuentro familiar.

¿Quién tiene los mayores argumentos para abandonar la misión? Su madre, Patricia Clarkson, quien con voz ronca y tono desenfadado, toma esta ocasión como un último aliento en una batalla que va perdiendo contra el cáncer.

Pieces of April es una buena traslación de un Día de Acción de Gracias hasta nuestros días, donde al igual que lo hicieron los primeros colonizadores ingleses en América, ésta debe ser una conmemoración del esfuerzo al final de una jornada, donde la lección principal es que “siembras lo que cosechas”, y donde todos se sientan a la mesa como iguales.

Yo la considero una deliciosa obra sinfónica con un final emocionante y conmovedor. Después de verla nos deja con una tarea: ¿qué puede ser tan grande como para dividir a dos personas? Y como consecuencia ¿qué puede ser tan imperdonable para separarnos?

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