BORRACHO, PERO NO MENSO

Un tipo se va de borrachera a una casa de apuestas. Después de quedarse sin dinero, sale de aquel centro de entretenimiento nocturno en Tijuana y, dadas las 4:00 de la madrugada, detiene a un taxi.

– Buenas... Mire, tengo un problema –dice el Borrachito– Necesito que me lleve a Mexicali, pero no tengo dinero aquí para pagarle, por lo que he pensado que si usted accede a dejarme en la puerta de mi casa, yo entro y le entrego el dinero por el viaje.
– "No, esa mierda no me la creo. –responde el taxista–
– ¡Vamos! Hágame ese favor, necesito que me lleve. Ya es tarde y no tengo nada de dinero.
– ¡Que no! ¡No te llevo! Vete caminando. –reniega el taxista–

Finalmente, el borrachito llegó a Mexicali como pudo.

Al cabo de un mes vuelve a irse de borrachera y vuelve a la casa de apuestas. donde se Esta vez le va de maravilla y se gana 500 mil pesos. Sale de ahí otra vez a las 4:00 a.m. para tomar un taxi y encuentra que hay una cola de 20 taxis por lo menos, pero además se da cuenta que el último de todos era el taxista del otro día, y dijo para sí mismo: “A este hijo de su pinche madre… hoy sí me lo chingo".

– Hola, buenas noches. –le dice al primer taxista de la fila– Le doy 20 mil pesos si me lleva a Mexicali, pero con una condición…
– ¡Sí, sí, la que sea, la que sea! –acepta rápidamente el conductor–
– Que cuando lleguemos allá, me hagas sexo oral.
– ¡Ni madres! ¡Qué va! ¡Búscate a otro! –se arrepiente el taxista–

Con el segundo, sucede algo similar:
– Hola ¿qué tal? Le doy 20 mil pesos si me lleva a Mexicali con una condición…
– ¡Sí hombre! la que sea… ¿Qué tengo que hacer?
– Que cuando lleguemos allá me hagas sexo oral.
– ¡Lárguese de aquí antes de que le de un chingadazo!

Así siguió por toda la fila… y cuando al fin llegó con el último (el que no lo quiso llevar el otro día), le dice:
– Mira, le doy 20 mil pesos si me lleva a Mexicali, pero con una condición.
– ¡Sí, claro! Dígame… ¿Cuál es la condición?
– Que cuando pases por delante de todos estos taxistas, saques la mano y le grites a cada uno: “¡Voy pa’ Mexicali, cabrones! ¡Al rato regreso!”