¡OEH, OEH, OEH, OEH! ¡COLDPLAAAY! ¡COLDPLAAAY!

¡Qué delicia de concierto! Realmente hacía mucho que no disfrutaba de un buen espectáculo como éste, y eso que en la Feria Nacional de San Marcos entro con mi pase de prensa al Palenque. (jajaja)

Ahora sí que a los mexicanos nos tocó el privilegio de culminar con la gira mundial Viva la vida del grupo británico Coldplay. Ya se veía venir todo el despliegue tecnológico y de mercadotecnia para promocionar su más reciente producción discográfica, la cual no sólo fue bien recibida entre sus seguidores, sino además fue meritoria de favorables críticas por parte de los especialistas de espectáculos.

No esperábamos de ellos menos que un conciertazo. Al buen músico sólo se le aceptan buenas interpretaciones y ésta no fue la excepción.

Lo bueno
Innegable su calidad interpretativa y la inteligencia de su propuesta musical. Basta con escuchar Lovers in Japan que no necesita estar retacada de estribillos, ¿para qué? si con los pronunciados espacios melódicos y la evolución de sus acordes tiene uno suficiente motivo para un rato agradable.

Más de uno de nuestros artistas del momento deberían aprenderles cómo llevar momento a momento un buen espectáculo, porque no se trata sólo de instalar megapantallas, estructuras con rayos multicolores y ballenas sonoras, no. También hay que darle sentido al juego de luces, al ritmo de las proyecciones y a la distribución del escenario con tal de tener acercamiento con quienes los hacemos tan exitosos.

Fue un concierto para recordar sus grandes éxitos, como Fix you, Clocks, Trouble, Politik, In my place, The scientist y la inmejorable Yellow, aunque no faltó uno que otro que se sabía absolutamente todas las letras de las canciones interpretadas.

Felicidades a Coldplay por la sencillez y el respeto que demuestran por sus fanáticos, no cualquiera se baja del escenario, camina (por seguridad) a lo largo de un pasillo bordeado por los asistentes y sigue cantando a pocos metros de la masa.

No hay duda que no usan ni playback ni pistas detrás, aunque escucharlos es casi como reproducir el disco, así de bien trabajado. ¡Es más! Nunca se escuchó ningún zumbido de micrófono, ni cuando Chris Martin por pocas ocasiones dejaba que los del público aulláramos en su lugar.

Cuando parecía que todo quedaba en un buen momento para recordar toda la vida, nos esperaba una última sorpresa. No me refiero a los cohetes pirotécnicos con que culminó el concierto, sino al disco compacto que incluye algunos de sus temas en directo. No puedo decir que nos los entregaron totalmente gratuitos, porque seguro que nos lo incluyeron en el costo del boleto, pero bien se hubieran podido embolsar los miles de pounds que les representó un multicopiado masivo, y aún sí nos los regalaron.

Merece también una buena mención Natasha Khan, mejor conocida por su nombre Bat for lashes, quien previamente fue la telonera encargada de ir calentando los ánimos. Para quienes no la conocen, su música es muy agradable al oído, casi ambiental, se parece un poco a Kenley Collins (una de las más recientes participantes de Project Runaway 5), y su voz pudiera pasar como un clon de Björk, sólo que menos alterada.

Lo mejorable
A ver cuándo fiscalizan a las empresas que realizan este tipo de eventos, porque yo sin ser demasiado bueno para contar multitudes, noté que vendieron una mayor cantidad de boletos a la capacidad del Estadio 3 de Marzo, en Guadalajara. Sólo hizo falta ver que por más desorganizados que estuviéramos, si ellos hubieran respetado las entradas numeradas (y las leyes), al menos todos hubiésemos podido estar sentados ¿no creen? Y eso representa no sólo incomodidad para los asistentes sino la posibilidad una vez más de que suceda una fatalidad a causa de la negligencia de algunos avaros.

Señoras mamás de familia, señores papás de familia: Permitan y fomenten en sus hijos el desarrollo la sensibilidad artística, ya si no para dedicarse a ella de manera profesional, al menos para que tengan la oportunidad de una vida mejor.

No se trata de dejar de comer con tal de ir a la ópera, un buen inicio sería empezar leyendo El principio, escuchar a alguno de los clásicos, al menos asistir un fin de semana al teatro callejero o una muestra de danza folklórica.

Mi aplauso ahora va hasta Londres, no por malinchismo sino por la esperanza que guardo de que siendo muchos en México y lo suficientemente creativos, por ahí debe estar algún nuevo creador con una propuesta de calidad.

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