EL ORFANATO

Si otra cosa se agrega a la lista de lecciones que los gringos deben aprender de los demás, ésa sería definitivamente la forma en la que los españoles hacer cine de terror. Pero igual que les pasa a los legisladores federales, por más pruebas que se les pongan en frente, jamás aceptarán otra verdad más allá de lo que ellos creen que saben bien, y la verdad es que no siempre es así, ni en el cine americano ni en la política mexicana.

Para adentrarse a la escuela española de horror hay que respetar por sobre todo un pentálogo básico (y bastante obvio, creo):
1) Provocarás el estremecimiento repentino (dígase brincar del asiento). Pero no como una reacción provocada por palomitas atoradas en la garganta. El cine no es ni restaurant ni café para charlar, por más que nos invadan con anuncios de super combos en la dulcería del vestíbulo.
2) Evitarás que el espectador esté al borde de la butaca. Ante todo si eso significa “ya me quiero salir”, o por el contrario el fondo del abullonado cuando piense un “me despiertas cuando se acabe”. Y aquí cito al estrado, para por fin enjuiciar por fraude, a películas como Carrie o The haunting.
3) Respetarás la condición de las cosas. Es decir de objetos inanimados, ya que son precisamente eso, objetos sin alma, por lo tanto no pueden tener un espíritu perverso que desee eliminar a la raza humana, así es que bajo ese principio Terminador que ch… cheque su programación informática.
4) No pensarás que los efectos hacen una película. Es posible que la tecnología haya avanzado mucho en materiales de caracterización y en creación digital, pero por más que parezca que la sangre salpica la pantalla, sin un guión inteligente la película no es más que un puesto de tacos de moronga en la vía pública.
5) Evitarás las copias. ¿Acaso el cinéfilo no está ya suficientemente harto de vampiros, zombies y licántropos?

En este panorama que pudiera dejar poco margen para el cine de terror, las mentes creativas lo aprovechan en su beneficio. Fue ahí donde apareció El Orfanato, una cinta del catalán Juan Antonio Bayona, con ella se estrenó como director de largometrajes, buen acierto para él y para su escritor Sergio G. Sánchez.

Tan buena fue su ejecución que no recuerdo que otra película me haya provocado tanto miedo, como para refugiarme en el brazo de mi acompañante. Templé, mordí, quise huir, aún más… ¡Es tan buena la película que me da mucho temor volver a verla! ¿Hay que verla? Sí, inmediatamente en cuanto puedas réntala o cómprala, sólo que debo advertir que no querrás volver a jugar a ”Las escondidas”.

NOS MIRAN

Lejos de hacer que ésta sea otra película voyeurista, Norberto López Amado de dedicó a dirigir una historia enfocada hacia los efectos de las herramientas del suspenso, de hecho en el sentido estricto es completamente opuesto al exhibicionismo.

Este film cumple su promesa desde el título. No se trata de qué tipo de entidad paranormal veremos, sino aquello que precisamente no somos capaces de ver, y que parece estar ahí, que convive con nosotros y sólo un buen observador es capaz de detectar.

En lugar de gastar los recursos en efectos especiales que ya no impresionan a nadie, el terror psicológico debía ser una estrategia más recurrente, simplemente porque las tripas ya no dan asco o los sonidos guturales parecen más una muestra de mal aliento que de un regreso de ultratumba.

The Blair Witch project asumió este reto y le fue muy exitoso, eso combinado con una bien orientada campaña publicitaria en internet. ¿A poco no te la creíste que de verdad los tres excursionistas habías desaparecido en un bosque embrujado?

Ambas pudieran parecer dos producciones mal logradas, con bajo presupuesto y una historia poco creíble, sin embargo de cada una de ellas se puede rescatar mucho más aprendizaje que las mediocridades sangrientas de otras películas como Chucky, Saw o The Texas chainsaw massacre.

La Bruja de Blair detectó el punto más frágil del más grande miedo que tiene el ser humano, ése que vive en su mente, ése que se imagina en cada rincón oscuro y que aguarda cualquier descuido para chupársela (me refiero al alma). Si bien lo recuerdas, nunca se ve la bruja como una mujer greñuda y malacarienta, cada espectador se imaginó a la bruja de sus temores.

Por su parte Nos miran aspira a un objetivo más ambicioso y creativo: que la película trascienda más allá de la sala cinematográfica. Quizás su factura un tanto lenta y un poco obvia, la hace una cinta que no mantiene al borde del asiento, pero lo importante no es eso, sino la idea de “los desaparecidos” que se quedará en su mente y le acompañará a donde quiera que éste vaya.

LA MÔME (PIAF, LA VIE EN ROSE)

Desde que la película comienza, en la primerísima escena, uno se da cuenta del por qué en 2008 el Oscar fue indudablemente para Marion Cotillard, como Mejor Actriz en un Rol Protagónico. Ella encarna (en el sentido casi literal de la palabra) a su connacional y reconocida cantante Edith Piaf, tema esencial de esta producción biográfica.

Para otras actrices pudiera ser suficiente hacer un papel basado en un cambio de cabellera y de maquillaje, combinado con un vestido de época, pero no para Cotillard. Su transfiguración es evidente desde el mínimo seño, a través del manoteo, en todo paso que avanza y cada vez que se queda en pié… ¡Eso es disciplina histriónica, no pantomimas! Ya quisieran muchas cantantes hacer un playback tan preciso y emotivo como el que ella hace al interpretar las canciones, casi se siente el gorgoreo de su voz.

De hecho, La môme transcribe del francés “la chica”, pero a los atolondrados traductores se les ocurrió que sería mejor llamarla en inglés “La vie en rose”, por la obvia e inmediata referencia a una de sus canciones más famosas, mientras que en español simplemente lleva el nombre de “Piaf”. ¿Qué parte no entienden de que hay una justificación elemental en el título original?

Fuera de eso, toda es una obra melódica: la voz remasterizada de la diva parisina, la partitura musical del británico Christopher Gunning, las imágenes del japonés Tsetsuo Negata, y por supuesto la extraordinaria transformación de la francesa Marion.

Desde la butaca parece muy natural la forma en la que el director nos ubica a las calles y los burdeles del Mont Matre de la primera mitad del siglo XX, y luego, con la consecuente fama trasatlántica de Edith, nos transporta a la frívola farándula holiwoodense. Pero más que natural, se nota su dominio del lenguaje cinematográfico y eso es lo que le ha valido que su visión de esta portentosa cantante haya causado tal furor a nivel mundial.

El mismo Olivier Dahan declaró en el soundtrack:
“¡No pudo haber sido de otra manera!
¡Una película de Piaf con Piaf!
Su interpretación en cada escena, deja la impresión de su voz en todos los matices de la película. Sin figuras, sin fantasmas, sin pretensiones, sólo su voz, su espíritu.”

LE FABULEUX DESTIN D’AMÉLIE POULAIN (AMÉLIE)

Para hacer una película que trasmita ingenuidad y vivacidad, se requiere más que las estupideces que provocan risas baratas (no por el costo de producción, sino por la poca inversión de creatividad) en las producciones como Night at the Museum, Look who’s talking (y todas sus secuelas) o Home alone.

Afortunadamente Le fabuleux destin d’Amélie Poulain logra eso y mucho, mucho más. Decía la frase publicitaria que “Ella cambiará tu vida”, y hasta ahora no conozco a nadie que la haya visto y piense lo contrario. Se volvió un punto de referencia obligado en el panorama cinematográfico contemporáneo.

¿En cuántas películas uno espera impaciente el momento en que terminará? Pues con Amélie te pasará lo contrario, te quedarás con una sensación tan agradable que querrás que dure más o que de ésta sí se hiciera toda una zaga. ¿Te imaginas? Amélie y los sobrevivientes de la Tour Eiffel, o Amélie en l’Opéra de Garnier, o Amélie y las reliquias de Notre Dame.

No hay ningún elemento fuera de lugar, ni la cabina fotográfica, ni el café bistro, ni siquiera la figura del gnomo, porque el director, Jean-Pierre Jeunet, sabía con precisión qué era lo que quería y por añadidura su obra resulta impecable.

No es una historia tradicional, incluso pudiera parecer a simple vista un tanto común y ordinaria, pero su simpleza emocional conlleva una exigencia en el espectador (dije que sería una película sencilla, no gratuita): Antes de ponerla en el reproductor de DVD hay que dejar de lado el estereotipo elaborado e intelectual de la narrativa francesa. Vale la pena ampliar los horizontes del imaginario, ver otra textura fotográfica y disfrutar de cada acorde de la música un poco menos circense.

A la francesa Audrey Tautou le calló tan bien el papel y ella hizo una interpretación tan real y verídica que no me imagino a otra haciéndolo. Casi puedo asegurar que con este papel su carrera se catapultó hacia su internacionalización. Su carita linda y sus ojos expresivos de candor ayudaron en mucho a la caracterización de la ingenua e ingeniosa Amélie Poulant.

ANOCHE METÍ LA CABEZA AL ESCUSADO

Anoche, agotado por la tremenda agenda de actividades que tuve que trabajar, me dispuse a relajarme un poco viendo la televisión. Generalmente los miércoles espero 3er Grado, “un debate con los periodistas que a diario nos dan las noticias”, pero en tanto empezaba esa transmisión, brinqué de un canal a otro rastreando algo entretenido.

Y la verdad es que sí encontré algo que me entretuvo, la nueva versión de Corazón salvaje. ¡Nunca lo hubiera hecho!

Esta historia de Caridad Bravo Adams se ha llevado a la pantalla chica desde 1956. El desfile comenzó con Martha Roth, Christiane Martel, Carlos Navarro y Rafael Bertrand, luego (1966) vinieron Julissa, Enrique Lizalde, Jacqueline Andere y Enrique Álvarez Félix, seguidos (1968) por Julio Alemán y Angélica María, ésta rehizo su papel (1977) cuando fue acompañada por Fernando Allende, Susana Dosamantes y Martín Cortés, con lo que casi al final (1993) Edith González, Ana Colchero, Ariel López Padilla y Eduardo Palomo dejaron una huella en el imaginario colectivo durante los 90s.

Pues bien, en esta época de crisis económica, aunada a la crisis de valores y la crisis de identidad, la crisis creativa no se ha hecho esperar. Con la consigna de optimizar los recursos lo más posible, parece que era más barato sacar del archivero la tragicomedia de un hijo bastardo de mediados del siglo XIX. Al final de cuentas “es tan buena” que la gente quería volver a verla (jah!).

Y ahí viene un nuevo elenco (2009), protagonizado por la empalagosa Araceli Arámbula y el embalsamado Eduardo Yáñez, pero claro ¿quién puede decir algo? si la Sociedad Actoral y Actricial Defeña se entrega premios para sí misma, como mejores protagónicos populistas, mejores productores de cultura chatarra, mejores vestuarios reciclados… y luego en sus mismas revistas, lo anuncian como si se tratase del mayor logro de la evolución cultural mexicana.

El caso es que con lo poco que vi bastó. El nuevo proyecto de Salvador Mejía parece acartonado y con grandes limitaciones, como si lo hubieran sentenciado “Haz lo que puedas con lo que hay y no pidas más”, y eso lo justifica un tanto porque es una telenovela. El diseño de arte se sigue viendo como cuento de Cachirulo (pero bueno, lo justifica que es una telenovela), el ritmo de la edición y la consecución de escenas van tan rápido que no provocan ninguna emoción (pero bueno, lo justifica que es una telenovela). Tienen a tantos actores y actrices a quienes hay que darles de comer que se crearon muchos personajes, aunque su única línea sea un alarido “¡Nooo!” (pero bueno, lo justifica que es una telenovela). Total que en justificaciones nos la seguiríamos.

Hoy me siento como si en verdad hubiese metido la cabeza al escusado… no uno de lujo y privado, sino uno portátil como los que ponen en las ferias, de esos baños públicos que de tanto uso terminan por ser malolientes y recargados de desechos. Me siento como intoxicado, eso me pasa por morboso. Juro que no lo vuelvo a hacer, a pesar de que son más que yo los que esperan las 9 de la noche para aplastarse a ver qué más pasa y seguirle dando vueltas a remolino atascado.

EL ESTUDIANTE

¿Cuántos temas en el cine han sido restregados hasta el punto de la pedantería En primerísimo posición, segurito que está el amor, y luego el que sigue en la fila es la brecha generacional, y todos los derivados que de ello surjan la irreverente ingenuidad de los novatos y la invaluable experiencia de los ancianos, el espíritu aventurero y arriesgado de los primeros, que normalmente se enfrentan a la reserva y la cautela de los últimos.

Si a ello le agregamos un ingrediente trilladísimo, como lo es el teatro (en sí como elemento dramático en el libreto), pues no se requiere demasiada inteligencia para predecir que cualquier película con esta ecuación se apuntalaría hacia el aburrimiento y el fastidio.

Pero que no se me malentienda, el cine y la literatura han hecho una mancuerna inseparable y maravillosa. De hecho, las primeras películas retomaron las bases dramáticas de la tradición teatral. La insipiente producción no concebía más que montar una cámara frente a un escenario y ahí los personajes habrían de llevar a cabo la representación. Aunque eso no limitó a los revolucionarios ¿verdad

Es evidente que las primeras vistas no tuvieron una técnica muy elaborada de postproducción, pero los directores bien supieron que si no había guión, no habría película. Lamentablemente eso aún no les queda muy claro a algunos de los recién incorporados en la dirección cinematográfica, como fue el caso de Roberto Girault.

Según lo declaró emocionadísima un cinéfila, en un sitio web especializado en espectáculos, el día que acudió al cine para ver El Estudiante conoció al director, y éste mismo le anunció “tiene un poco de todo y te va a encantar”… Pos si no es mole poblano. ¿Por qué un poco de todo y no un mucho de algo

Sin embargo, en honor a la justa responsabilidad, ése no puede ser sólo un cuestionamiento para el director, sino también para su coguionista Gastón Pavlovich, quien retacó el argumento con lugares comunes el orgulloso viejito con espíritu jovial, el matrimonio embelezado por el amor inquebrantable hasta la muerte, la tradición pudorosa y romántica perdida en el ligue sobreentendido (y mal interpretado).

Según esta cinta, la juventud de hoy es irresponsable a causa de su incompetente previsión de daños y beneficios, en tanto que los jóvenes de ayer, ahora ancianos, se han convertido en sabios.

Pues si esa era la esencia que querían trasmitir de Chano ¿Por qué lo presentan como si las últimas décadas las hubiera pasado en un glaciar Su edad y su comportamiento son inconsistentes a nivel anecdótico, en repetidas veces vemos a un anciano que, mientras envejeció, perdió contacto con los demás habitantes de la ciudad de Guanajuato y no comprende ni frases ni modos ni artefactos. Bueno, al menos si hubiera sido bajado del cerro a tamborazos se la hubiera creído más.

Eso sí. El diablo supo más por viejo que por diablo, y Jorge Lavat se lleva los aplausos de la cinta, no esperaba menos de él siendo un encurtido actor, conocedor hasta el último punto gramatical de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Sobre él calló gran parte del peso de la historia y aún así salió victorioso estoicamente.

A las actuaciones de todos los demás universitarios (incluidos los extras) les faltó intensidad, es decir intensión, no euforia. La fotografía pasa desapercibida, nada extraordinario, se limita a contar la historia en una narración casi periodística, que no termina por ser aburrida, no, tal vez no sea una comedia jocosa e hilarante, pero sí es un drama bastante entretenido y simple.

Quiero rescatar la honorabilidad con la que se sobreestima a la educación superior, tanta es la emoción de un primer día de clases que casi parece un infante que aguarda el espectáculo con el que ha soñado siempre. Se le ilumina el rostro y se alista la mente. Más de un funcionario público y director escolar debería rescatar esa observación.

Pudiera advertir ahora que nadie vaya a verla, pero ¡no! A pesar de todo eso, sí vale la pena dedicarse un tiempo para apreciarla. El día que yo fui, no me encontré al director para conocer más profundamente sus justificaciones, lo que sí sucedió fue que la sala estaba totalmente llena, de jóvenes y de adultos, y eso fue tan emocionante como la película misma. Durante la proyección no se salió nadie, ni al baño, y al final casi todos comentaron el deleite de haberla visto.

¿Qué pasó entonces ¿Por qué hay tantos buenos comentarios de ella Sencilla respuesta. Porque la gente que gusta del cine disfruta emocionarse, sentirse parte de una historia, verse reflejado en sus personajes y, sobre todo quiere conservar la esperanza de que la situación allá afuera no está tan mal, quiere recobrar su anhelo de que vivir es un tesoro y quiere afrontar la lucha contra los gigantes, aunque éstos no sean más que molinos de viento.

JENNIFER’S BODY (DIABÓLICA TENTACIÓN)

Cada acción que hacemos, invariablemente cada una de ellas, está impregnada por nuestros pensamientos, y en el mejor de los casos, el mero acto puede ser traducido en una oportunidad de liberación de traumas y pesadillas, incluso de reavivar anhelos y deseos. Somos el producto de lo que pensamos, eso es segurísimo.

Y por más que lo quiera negar Karyn Kusama, terminó proyectándose a lo bestia. En su 4º largometraje sigue su persistencia por mostrar a la mujer como un pedazo de carne, autora de los deseos más lujuriosos y motivadora de las acciones más pervertidas.

¡Qué triste por ella! Porque mientras esta neoyorkina quiere que las mujeres bellas se rebajen al ras de mujerzuelas y que las mujeres inteligentes sean retratadas como víctimas, al resto de las mujeres comunes eso les da risa… claro, por dentro están muertas de la envidia al ver cómo sus parejas se la pasan viendo la pantalla como perros de carnicería (con la vista en filete y lamiéndose los huevos).

Jennifer’s body no debía tener otro título en español más que ése precisamente, si se hubiese titulado “El cuerpo de Jessica” al menos la película hubiese tenido algo bien justificado. Pero a los mercadólogos siempre les encanta ponerles estos nombres quesque muy apantallantes, aunque luego se quejen los miembros entrantes y salientes de la “Sociedad Oculta para el Respeto a la Moral Santificada”, que a través de las clasificaciones cinematográficas pretenden que juventud sana no se pierda en el pantano de la pornografía. ¡Bah! Primero debían preocuparse por que a las salas mexicanas no llegara toda esa basura pseudocómica y ultraestúpida que seca cerebros.

También decepcionante fue la guionista Diablo Cody, a quien aplaudiremos siempre por haberse alejado de los tables para escribir la desprejuiciada historia de Juno, pero con esta muestra de harta vulgaridad nos deja deseando mucho más que mucha ropa (de preferencia tirada en el suelo). Tal fue su falta de ingenio que a cada rato aparecen referencias de otros personajes, de otras películas, de otras canciones, de otras muletillas exitosas sobre las cuales intenta sostenerse.

Otra cosa que no podemos negar es que, a la fecha, no se ha recibido ninguna objeción por parte del público masculino, al que, con tal de ver a la veinteañera Megan Fox en paños megamenores, no le ha importado sentarse más de 1 hora y media para apreciarla, como si estuviera hipnotizado por el movimiento continuo de la ropa en la lavandería.

Entonces pues ¿para qué se la complican los que hacen filmes con mensaje y con una propuesta innovadora? La receta para hacer una película que recaude muchos dólares en taquilla sólo necesita:
1 directora traumada que venza a los machos y haga poderosa a la mujer,
1 exbailarina exótica que escriba acerca de sus sueños más vengativos,
1 historia de terror, no sólo de demonios, sino además de lo terrorífico que es el sobrevivir a la adolescencia,
1 montón de presupuesto, derrochado en efectos visuales, para disfrazar la falta de argumento,
1 mujer más divina y menos humana que sirva de anzuelo,
Y mucha, mucha publicidad.

ODA PARA EUGENIA

Eugenia, la bien nacida, tu presencia en voz y canto es para mí un gozo genuino.

No me bastarán los minutos, tan contaditos, para disfrutar de tus melodías. Aunque los pusiera todos juntos en mi memoria auditiva, uno pegadito al otro, me parecerían mínimos e insuficientes para deleitarme con tu potencia vocal.

Eres una musa que inspira mi poesía adormecida. Eres tierra fértil para mi imaginación errante. Eres la mujer, eres la magia, eres el Paraíso.

Bien lo tenía planeado el destino, cual león cauteloso que aguardó los días y las noches para atraparme y, ahora contigo como presa, me devoras lentamente hasta los huesos.

¡Qué fortuna la mía de encontrarte en mi camino! ¡Qué desgracia la mía de tenerte tan lejana! Pero no desfallezco en mi lamentado infortunio, por el contrario, me dejo llevar hasta donde a ti te plazca más, porque sé en la profundidad de mi corazón apasionado que a donde fuese me dirigieses invariablemente sería hasta un recoveco de paz intensa.

¡Que siga Eugenia! Etérea en su interpretación coqueta, divina en el pedestal de su escenario, melódica en su canto femenino.

EJERCICIO DE IMAGINACIÓN

Hace semanas se desató una multitudinaria cantidad de críticas con respecto a la propuesta del Paquete Económico Mexicano 2010. Manifestadas por analistas sociales, políticos, economistas, periodistas, hasta humoristas, muchas van y muchas otras vendrán.

Ahora, en todo este panorama de incertidumbre, parece que como una papa caliente, ya se la pasaron a los legisladores. Ellos dicen que no aceptarán la propuesta del Ejecutivo, así tal cual… habrá que ver qué deciden en nuestra representación.

Pero a pesar de lo tentador que pudiera ser el ponerle palabras a lo que piensa “la inmensa mayoría de mexicanos” acerca del Gobierno (entiéndase los funcionarios públicos de cualquier nivel y dependencia), el escenario que nos ocupa es otro.

En el ejercicio de imaginación de hoy se encuentra el Señor Carstens. Ese hombre seguramente inteligente y culto, que ha llegado a casa después de un afanoso día de trabajo. Se ha dispuesto a recostarse en un mullido sillón de piel de ternera, colocado en un rincón apacible de su amplia biblioteca bordeada por muebles de ébano, relucientes esculturas y enciclopedias multicolores, interdisciplinarias y políglotas.

Esa noche, después de que un inseparable asistente ha colocado el portafolios justo a un costado del escritorio de diseño provenzal y se ha despedido, el Señor Carstens hace una escala junto a la vitrina, de ahí toma un vaso de cristal, aprecia su fino diseño italiano y vierte dentro de éste un trago de escocés. En una media vuelta, encuentra su caja de habanos, se deleita con su aroma recién expuesto como si el cigarro se tratase de un neonato en el día de su nacimiento.

Con escocés y habano en manos, se dirige a su sillón, los coloca en una mesita lateral y se acomoda libremente. Suspira con profundidad al mismo tiempo que toma uno de los pañuelos que alguien ha dispuesto para limpiar sus anteojos. Enciende su cigarro y se dispone a recuperar el hilo de la trama que dejó inconclusa de la novela de misterio que ha estado leyendo por semanas.

Con el andar del péndulo que musicaliza la noche silenciosa, se desvanece el humo, se consume la bebida y disminuyen las páginas a la derecha. Al día siguiente se dispone para el trabajo que el Señor Presidente le ha encomendado.

No es difícil el ejercicio, ¿cierto? No sólo por la opulencia en la que SUPONEMOS que vive el Señor Carstens de nuestra imaginación. También es sencillo pensar que este cuento corto puede ser bastante real, porque al parecer lo inteligente y culto que supusimos en un inicio de él, es derivado de que se intruye con obras maestras la Literatura Universal, asiste a museos y galerías de artes plásticas y recitales de música sinfónica, no pierde su valioso tiempo viendo noticiarios en televisión, no escucha a los analistas en la radio, no lee columnas en los diarios.

Si así fuera, si de vez en cuando viera un noticiero, si escuchara alguna crítica, si revisara las primeras planas, se daría cuenta de que no somos “la inmensa mayoría de mexicanos” los que aprobamos sus disposiciones. Por el contrario.

“La inmensa mayoría de mexicanos” deseamos vivir en un país tranquilo y seguro, cuyas oportunidades de desarrollo laboral y económico no sean a consecuencia de un país abandonado de cerebros y de manos de obra, o echado a la suerte de la violencia y la impunidad.

“La inmensa mayoría de mexicanos” estamos convencidos de que la educación es nuestra alternativa más efectiva para reposicionarnos como la nación que merecemos ser: fuerte, creativa y emprendedora.

“La inmensa mayoría de mexicanos” anhelamos un lugar muy diferente al que usted ve. ¡Qué lástima para nosotros! porque a pesar de que somos “la inmensa mayoría de mexicanos”, no percibimos otra cosa que a los monosabios que no ven, no escuchan y callan.

PD. No se ofenda Señor de la Secretaría de Hacienda, este ejercicio de imaginación no es más que un acto reflejo del ejercicio de imaginación que usted hizo de mí previamente, al momento de preparar este proyecto económico. Supongo yo que usted supone que yo vivo con una alacena de ultramarinos, carnes finas y quesos importados, que mi salario retaca quincena tras quincena mi cuenta bancaria en el extranjero, y que yo, con esta visión apocalíptica, tengo aún la esperanza de vivir mejor en mi propio país. Señor Carstens, supone mal.