MALÈNA

¡Qué bueno que el director se decidió seleccionar a Monica Bellucci para este personaje! Mis felicitaciones, ya que con esta bien torneada italiana logra su cometido, que todo el mundo vea la película deseoso de verla a ella, así como es, la mujer exótica que despierta pasiones.

Porque nada menos que eso es Malena Scordia, una mujer que no es tratada más que como un pedazo de carne, que fue creado para la satisfacción de la lujuria masculina y para provocar la envidia femenina.

La primera vez que vi Malena pensé que sería otra película conmovedora de Giuseppe Tornatore, bien recordado por su maravilloso Nuovo cinema Paradiso, y en realidad sí, pienso que la cinta es muy emocional, porque más que conmovido salí conmocionado del cine, incluso hasta ofendido, por el grado de misoginia al que podemos llegar como sociedad. La segunda vez y las siguientes, ya se ha vuelto un morbo inevitable.

Según el argumento, una mujer sólo tiene dos opciones de identidad: ser esposa o convertirse en puta, como lo primero debe tener un marido que la haga digna de honor, mientras que como lo segundo se atendrá a las consecuencias de que los demás hombres la hagan digna de sus deseos.

Claro, podríamos justificarse con un “es que la película está situada en 1940 y en ese entonces aún no se quemaban los brasieres en las plazas públicas, como una expresión de la revolución feminista”, pero aunque fuera por eso, el maltrato hacia las mujeres es un tema nuestro de todos los días desde hace siglos.

De un modo o de otro, tristemente el dogma sigue vigente: la mujer no vale tanto como le hombre, ella no necesita nada más que contraer matrimonio, tener hijos y una casa bonita, ¡pero claro! deberá cumplir sus obligaciones amatorias con su marido.

Este pensamiento retrógrado no es más que pura basura. Schopenhauer dijo a principios del siglo XIX que “las mujeres son animales de ideas cortas y cabellos largos”, y 2 siglos después aún nos sigue pareciendo gracioso.

Esta no es la primera película que denuncia la desigualdad y el abuso hacia las mujeres, pero sí debemos rescatar de ella la lección de mucho del daño en su contra también es asimilado y respaldado por otras mujeres, porque no sólo es cuestión de que los hombres dejen de violentarlas sino que las mismas madres, hermanas, amigas, no cuestionen a los hombres que quieren una relación equilibrada y sana criticándolos como mandilones o débiles. La equidad es trabajo de ambos interesados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario, éste será publicado una vez que sea aprobado.