BENDITO INFIERNO (SIN NOTICIAS DE DIOS)

Gracias a esta película del director y guionista Agustín Díaz Yánez tuvimos otra oportunidad de exportar, desde México hasta España, a dos de nuestros emisarios más reconocidos y bien trabajados del arte dramático, porque si los españoles hace más de 4 siglos se dieron a la tarea de conquistar nuestras tierras y saquear nuestros tesoros indígenas ¿por qué no enviar a mexicanos para hacerse cargo de dos roles importantes?

En una posición central encontramos a Demián Bichir, quien representa a Many Chávez, un apasionado boxeador perdido en el fracaso, pero su pasión no sólo se desborda por el deporte sino por la cachondería que le profesa a su mujer.

Este simple mortal resultará ser el punto de equilibrio para hacer ladear la balanza hacia lo que el bien defiende o hacia lo que el mal representa, por lo que se conspira naturalmente entre dos permanentes grupos de poder: los ángeles y los demonios, quienes deben mantener el equilibrio territorial entre el Cielo y el Infierno.

Para complementarlo aparece Victoria Abril, ahora ya como una consagrada señora de la pantalla grande, hermosa musa que nos regala su interpretación de Lola Nevado, la angelical vedette que no renuncia a su pecadillo de vanidad; ella es encomendada para salvar el alma de su esposo, haciendo el papel de esposa fiel, abnegada y protectora.

Pero por encargo del inframundo viene en su contra Carmen Ramos, la torneada Penélope Cruz, para hacer todo lo posible por impedir que su primo semicampeón regrese al buen camino. Y es de entender su intimidante comportamiento ya que es un bragado macho condenado a permanecer atrapado en el cuerpo de una mujer, que en lugar de haberse convertido en una jotita transexual termina siendo una marimacha intrigoza.

Para completar el cuadro de honor arriba el juvenil Gael García Bernal, para personificar a Jake Davenport, Consejero Delegado del Infierno, a quien no le estorban sus atavíos en fino diseño italiano para resistir el complot que se entreteje en su contra, de tal modo que ya sin le no exista pretexto para instalar aire acondicionado en las oficinas de los maléficos, no sólo porque él se niegue al considerarla una acción ilegal sino por razones antiestéticas.

Con singular y certero ingenio escribió el argumento aprovechándose de su sentido agudo para el simbolismo, como ejemplos: el Cielo, divinamente representado por la París des femmes fleuries; y el Infierno, no una versión tan poética como la de il Sommo Poeta sino un reclusorio lleno de mugre, calor sofocante y desorden, donde confluyen desde el grupo de terroristas hasta el vicepresidente del Fondo Monetario Internacional.

Hay que ver Bendito Infierno como una particular muestra de que en nuestra tierra (tanto en la península ibérica como en este cachito de Norteamérica) se puede hacer buen cine, y de que no se necesita aspirar a la estatuilla dorada, y en el intento pasar por la pena de hacerla de chacha malhablada o de inmigrante delincuente.

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