QUELQUES JOURS EN SEPTEMBRE (ALGUNOS DÍAS EN SEPTIEMBRE)

Hoy se cumplen exactamente 8 años de los atentados a las Twin Towers de New York, y no es casualidad que haya elegido precisamente a esta historia llevada a la pantalla grande, es más la voluntad bien intencionada de comentar una de las millones de anécdotas alrededor este asunto, que en definitiva marcó un cicatriz en la historia de la humanidad y modificó en gran medida nuestra forma de relacionarnos unos pueblos con los otros.

Debo reconocer que mientras montones de amargas vivencias se acumulaban aquel fatídico día en la Unión Americana, yo me encontraba más o menos entre las rosas y lirios del bosque situado en el corazón de la Unión Mexicana, y a pesar de eso, puedo referirme al gran asombro con el que seguimos atentos los acontecimientos a miles de kilómetros de distancia de dicha capital financiera, comercial, política, social, de espectáculos y tendencias.

Pronto, pasados algunos meses, y aún a la fecha han surgido cintas con enfoques muy diametrales de aquel ataque orquestado por Al-Qaeda. Desde el documental 9/11 producido por la CBS en 2003, pasando por la claustrofóbica Wold Trade Center con Nicolas Cage, hasta llegar a la explosión emocional de United 93. Mucho de donde escoger acerca de un tema que da mucho para debatir.

Ésta es una obra del argentino Santiago Amigorena, quien ha dedicado la mayor parte de su trayectoria a escribir libretos para filmes de la República de Francia, y con esta cinta aprovecha la polémica para estrenarse como director de su propio argumento.

Para estelarizar la sucesión de hechos invitó a la experimentada y polifacética Julliette Binoche, actriz que en definitiva pone nuevamente a consideración del espectador su camaleónica capacidad histriónica, y ésta no es la excepción de su gran talento, ya que a partir de su personaje Irène, una espía del servicio secreto, declaró que “Nunca podría ser espía, porque siempre deben tener secretos, y un actor necesita cierto nivel de verdad para que su trabajo sea realista en la pantalla”.

Con la característica factura francesa, de introspección dramática y pasión justificada, Quelques jours en Septembre nos muestra una visión al otro lado del mundo. A simple vista no es la trama que nos cuente cómo se fueron consumiendo los sueños del imperialismo americano ese martes luctuoso, sin embargo su toque de suspenso e intriga hacen de esta película una opción ingeniosa del cómo la obviedad de una historia puede ser rebasada por una creatividad bien trabajada, y para ejemplificarlo se necesita un solo detalle: la última toma-secuencia antes de los créditos.

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