LITTLE MISS SUNSHINE (PEQUEÑA MISS SUNSHINE)

¿Es necesaria otra crítica al imperialismo yanqui? Sí, todas las que se puedan hacer, con tal de que así se den cuenta los gringos de lo iluso que es su propio american dream. Lo peor del caso es que parece una farsa pero ¡así pasa en la vida real! No más les faltaron las típicas letritas al inicio Based in a true story.

Dice el argumento mismo de la película “El mundo se divide en dos: los perdedores y los ganadores”, y, para evidenciarlo, ésta producción multipremiada nos da muchísimos ejemplos. Es como una continua lección de la estupidez involuntaria.

A decir de las Leyes de Murphy, la filosofía catastrófica puede resumirse en sólo dos normas. La primera predica “Cuando creas que algo irá mal, espera, será peor”, y la segunda “No hay excepción para la primera”.

Las anécdotas se van encadenando en un círculo vicioso de caos: el homosexual tío con tendencia suicida, el abuelo adicto la pornografía, el inadaptado hijo que odia a todo el mundo, el padre hundido en la derrota de su propio programa de autosuperación personal, la madre estereotipadamente mediadora, y la estelaridad de la hija que aspira a ser reina de belleza.

Con estos ingredientes el poco experimentado escritor Michael Arndt tenía dos opciones: hacer un culebrón como novela mexicana, o reírse con un sarcasmo tan castrante que termina en una sorpresiva comedia. Afortunadamente para los millones de personas que la hemos visto (una y otra vez) se le ocurrió seguir su instinto por el humor.

El reparto está muy completo. En el rol de la madre está Toni Collete, la extraordinaria australiana que desde el inicio de su carrera, con su papel de Muriel, dio muestra de que la comedia le brota por cada poro. El padre y el tío, Grez Kinnear y Steve Carell, son dos actores-personajes muy en sí mismos, pasan sin pena ni gloria, sinceramente me gustó más cómo Paul Dano presenta el hermano freaky. El abuelo pervertido se encarna gracias a la participación del veterano Alan Arkin, quien parece tener una posición bastante secundaria y decadente, pero resulta que la influencia que tiene en su nieta Olive es decisiva.

Abigail Breslin, hace una interpretación maravillosa, cándida e ingenua va tras la corona. Es un excelente ejemplo de la lucha por los sueños, ella apuesta todo su entusiasmo y valor. A pesar de que no es otra de las muñequitas competidoras llenas de maquillaje y con sonrisas de porcelana, nos consta que se ha esforzado mucho y a diario se ha ensayado con su grandpa para estar al fin en ese soñado escenario. Y definitivamente lo mejor de la toda película es su espectáculo.

Desafortunadamente no todos los niños pueden ver Little Miss Sunshine, y no es que yo viva de la mojigatería sino que los temas no son del criterio infantil, a menos de que los adultos quieran pasarse la mitad del tiempo explicándoselos. ¡Tienes que verla! Su genialidad es espontánea y seguramente la verás una vez, luego otra, y una más.

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